Frío invernal a tope y no, no hemos sucumbido a las fiestas navideñas ni hemos terminado bajo una montaña de bragas y calcetines en plenas rebajas que explique nuestra desaparición. A veces uno se estropea y hay que llevarlo a reparar.
Frío invernal a tope y no, no hemos sucumbido a las fiestas navideñas ni hemos terminado bajo una montaña de bragas y calcetines en plenas rebajas que explique nuestra desaparición. A veces uno se estropea y hay que llevarlo a reparar.